Nov 11

El smartphone se ha convertido para más de la mitad de la población del estado español en el soporte informativo y de lectura más cercano en cualquier momento del día: se lleva a todas partes y en todo momento. Sólo es cuestión de tiempo que se extienda a casi la totalidad de la población, pues está destinado a sustituir a los actuales teléfonos móviles. Las tabletas también se han hecho un hueco en nuestras vidas y ya son el segundo dispositivo móvil más popular para acceder a Internet.

Entonces, ¿a qué esperan nuestras bibliotecas para tener en cuenta estos dispositivos y a sus usuarios? Para contribuir a ello me gustaría proponer algunas acciones que se pueden poner en marcha en este mismo momento. Las hay para todos los gustos en función del esfuerzo y el coste que requieren, pero la mayor parte de ellas no son complicadas ni suponen una gran inversión económica.

No se trata de llevarlas a cabo todas de golpe desde el principio, sino de escoger las que mejor se adapten a tu realidad y dosificar los esfuerzos, estableciendo prioridades en un primer momento e ir creciendo con el tiempo. Si necesitas algo de orientación para comenzar te recomiendo un par de lecturas: el libro Información en el móvil y el Informe APEI sobre movilidad (disponible en pdf y ePub). Vamos con esas ideas.

  1. Adaptar los sitios web y el catálogo de la biblioteca para facilitar el acceso desde un smartphone. No sólo se trata de que los contenidos se vean correctamente y de que se ajusten al ancho de la pantalla, además hay que tener en cuenta las características de estos dispositivos y mejorar así las prestaciones. A modo de ejemplo, pensemos que, si nuestro sitio web se va a consultar desde un smartphone, sería muy útil añadir un enlace en los números de teléfono para que, haciendo clic sobre él, se pueda realizar una llamada telefónica directamente, sin necesidad de teclear de nuevo el número.
  2. Recomendar aplicaciones nativas para móviles al usuario, teniendo en cuenta sus  intereses. No es lo mismo un investigador que un padre, un adolescente o un ávido lector. Si recomendamos libros, películas o música, ¿por qué no recomendar también apps? En este texto se ofrecen algunas pautas para hacerlo.
  3. Utilizar códigos QR u otros sistemas, como la conectividad NFC o la realidad aumentada, para dirigir a la información digital desde libros, o desde carteles, por ejemplo. Se trata de una forma de ampliar información y de establecer una conexión directa entre lo presencial y lo digital. Pero recuerda que hay dos principios esenciales: que el contenido tras el código sea de utilidad y pensar en el contexto en el que se descifrará.
  4. Imaginar y desarrollar aplicaciones móviles que aprovechen las capacidades únicas de smartphones  y tabletas para facilitar las tareas al usuario o al propio bibliotecario. Reproducir la información de un sitio web está bien, pero ahorraríamos dinero y llegaríamos a más personas si adaptamos nuestro sitio web en lugar de crear una app. ¿Merece entonces la pena la inversión? En este sentido, y a modo de ejemplo, algunos catálogos para móviles ya pueden ser interrogados escaneando el código de barras del libro que queremos localizar.
  5. Posicionar a la biblioteca en los servicios basados en geolocalización más populares, como Foursquare. De esa forma se sitúa a la biblioteca en el ámbito local a través del medio digital, facilitando el acceso, difundiendo su imagen y escuchando las opiniones de los usuarios.
  6. Ofertar servicios de referencia vía móvil a través del correo electrónico, del teléfono, el chat, WhatsApp o redes sociales. La comunicación es otra de las funciones de smartphones  y tabletas y gracias a Internet las posibilidades se multiplican.
  7. Publicar los documentos digitales en nuestros sitios web en formatos que se adaptan a la pantalla de cualquier dispositivo, como el ePub. Se trata de evitar documentos maquetados para ser impresos —como pdfs a doble columna o trípticos—, muy incómodos de leer en pantallas pequeñas. Esto es especialmente recomendable en el caso de los documentos a los que se vaya a enlazar desde la versión móvil de nuestra web o desde un código QR.
  8. Retirar los carteles que prohíben el uso del móvil en la biblioteca. ¿Qué sentido tiene censurar los soportes de acceso a la información en el espacio que se dedica justamente a eso? Si su ruido molesta, seguro que pueden sustituir los carteles por otros que recuerden desconectar el sonido.
  9. Orientar a nuestros usuarios sobre el uso de los dispositivos móviles. La alfabetización informacional forma parte de las tareas de las bibliotecas y, de esa manera, estaremos formando y asesorando en el uso de la información y estableciendo un diálogo con el usuario sobre la tecnología móvil, como ha señalado en más de una ocasión Fernando Juárez.
  10. Dotar de tabletas al profesional de la biblioteca. Esta acción es especialmente recomendable en el caso de profesionales cuyas tareas les obligan a estar en movimiento o que cuentan con poco espacio, pero son extensibles a toda la plantilla, pues es evidente que los bibliotecarios deben estar familiarizados con las tecnologías móviles de la lectura y la información de la misma forma que dominan la tecnología papel.
  11. Permitir a los bibliotecarios el uso de sus propios dispositivos móviles con fines profesionales, pues la institución se verá beneficiada de sus conocimientos.
  12. Prestar tabletas a nuestros usuarios. Recuerda que las tabletas son actualmente un dispositivo de lectura más. Son mucho más sofisticadas que nuestros actuales lectores de libros electrónicos que, aunque evitan que nos cansemos la vista gracias a la tinta electrónica, presentan más limitaciones.
  13. Experimentar, siguiendo el consejo y el ejemplo que desde hace tiempo nos lleva dando Fernando Juárez. Para estar familiarizados con los posibles usos de la tecnología móvil, para apropiarnos de la tecnología y para imaginar nuevos usos que se adapten a nuestras necesidades.
  14. Habilitar una red Wi-Fi gratuita, de fácil acceso y de calidad, porque la Wi-Fi es a los dispositivos de lectura electrónicos lo que la tinta a un libro: si no hay tinta ni conectividad tampoco hay contenidos.
  15. Explica a tus usuarios que pueden llevar el carné de la biblioteca en el móvil gracias a apps como RedLaser, CardStar o KeyRing. Con ellas pueden hacer un duplicado del código de barras del carné y llevarlo a la biblioteca. Y tu biblioteca está dispuesta a realizar un mayor esfuerzo, puedes crear  carnés digital  que funcione en apps como PassBook.

Seguro que puede haber más, ¿te animas a completar la lista?

Natalia Arroyo

Responsable del Área de Comunicación Digital en Fundación Germán Sánchez Ruipérez

Nota: Las ideas recogidas en este texto se basan en la comunicación Smartphones, tabletas y bibliotecas públicas: entendiendo la nueva realidad en el consumo de información, que presenté en las XVII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía recientemente y que han sido ampliadas y reformuladas para la ocasión.

Perfil profesional de Natalia Arroyo: Linkedlin y Blog del GICS

 

 

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Nov 11

En el marc de la commeració del 10è aniversari del GICS es publicaran tot un seguit d’entrades editadas per professionals de reconegut prestigi de la nostra professió.

Els membres del GICS agraïm la participació dels experts en aquesta activitat que finalitzarà en un recull d’informació innovadora i útil per a tots.

Continuem amb el cicle de notícies, la convidada per publicar el post és Natalia Arroyo. Responsable de mitjans socials en l’Àrea de Comunicació Digital de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Autora del llibre Información en el móvil i de lInforme APEI sobre movilidad. Té una amplia experiència de formadora als professionals en l’ús dels mitjans socials i de dispositius mòbils en la biblioteca.

Col·labora amb la revista El profesionsal de la información i és membre del Grupo ThinkEPI. Publica habitualment en el blog Biblioblog

Perfil professional: Pàgina web

 

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