Feb 10

Desde hace unos años, nuestro país se encuentra desplegando diversas actividades en torno a la gestión del conocimiento. Desde los famosos CRAIs que, con mayor o menor éxito se han desarrollado en el entorno universitario, a las Bibliotecas Virtuales de Salud (BVS) que, en distintos niveles de progreso, se han ido creando en las Comunidades Autónomas (CCAA)1. La ventaja de una economía de escala, el aumento de precio de los recursos de información, el rápido avance  en tecnologías de la información y comunicación, y el acceso por Internet a contenidos digitales2, son algunas de las razones que han llevado a las Consejerías de Salud a apostar por la creación de bibliotecas virtuales regionales que posibilitan un ahorro del gasto y proporcionan acceso a todos los profesionales sanitarios a los mismos recursos independientemente de su lugar de trabajo, logrando así democratizar el acceso a la información3. Una biblioteca es mucho más que disponer de revistas o libros electrónicos, con ser esto importantísimo. Se ofrecen, además, servicios de obtención de documentos, formación, atención y referencia, análisis de actividad científica, asesoramiento, cooperación, que pueden estar también, a disposición de la ciudadanía4.

Al margen del tiempo que han durado las gestiones e informes técnicos previos, la primera BVS fue la Biblioteca Virtual de Ciències de la Salut de les Illes Balears, creada en 20035, siguiendo la tristemente desaparecida Biblioteca Virtual Agencia Laín Entralgo de Madrid6, la Biblioteca Virtual del Sistema Sanitario Público de Andalucía en 20067 y la Biblioteca Virtual del Sistema Sanitario Público de Galicia-Bibliosaúde en 20088. El desarrollo en 2008-2009 del Estudio de viabilidad para la creación de la biblioteca virtual del Sistema Nacional de Salud,9 encargado por el Ministerio de Sanidad y Consumo y con la activa participación de representantes técnicos y políticos de las 17 CCAA, supuso un punto de inflexión para la creación y el desarrollo de BVS en todas las CCAA.

¿Qué ha supuesto la creación de bibliotecas virtuales de salud en España?

La estructura y función de las distintas BVS responden a la realidad de los Sistemas Sanitarios de cada Comunidad Autónoma, pero se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que todas tienen en común el cambio de cultura de la organización que supone su existencia. Y como si de un manual de Organización de Empresa se tratara, todo cambio de cultura afecta al capital humano involucrado y produce reacciones de adherencia y de resistencias motivadas, la mayor parte de las veces y a partes iguales, por sentimientos de entusiasmo y de pérdida de control del proceso10.

Podemos identificar cuatro agentes implicados en el cambio de cultura de la organización: los usuarios, los gestores sanitarios, los proveedores de información científica y los bibliotecarios.

Los Usuarios

Son quizás, de todos los agentes, los más positivos ante el cambio ya que, salvo excepciones generacionales, están familiarizados con la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación en la gestión en salud. La gran ventaja que supone el acceso a un mayor número de revistas y recursos de información en general, y la posibilidad de obtener servicios que, dependiendo del tamaño del hospital en el que trabajan, podían incluso no tener antes de la existencia de la biblioteca virtual de su Comunidad, devienen en definitivo a la hora de valorar satisfactoriamente el servicio. Pero con todo, quizás lo más apreciado por los profesionales sanitarios, al menos en Andalucía, es el acceso remoto de manera integrada a toda la Biblioteca Virtual del Sistema Sanitario Público de Andalucía (BV-SSPA) desde cualquier ordenador. Lo que hemos venido en llamar, haciendo un juego de palabras, el efecto Martini: donde estés y a la hora que estés, sólo que en lugar de la mencionada bebida, lo que ofrecemos es tener al alcance de cualquier profesional, independientemente de su lugar y puesto de trabajo, la información científica de calidad que necesitan para la toma de decisiones en sus actividades asistenciales, docentes e investigadoras.

Los Gestores Sanitarios

Una biblioteca virtual se vende bien. Desde el punto de vista económico, a nadie se le escapa la gran ventaja que supone la economía de escala que se obtiene con la compra centralizada de recursos, por lo que resulta fácil convencer a los gestores sanitarios de las bondades del producto. El problema puede surgir cuando hablamos de biblioteca virtual sostenible ya que, invariablemente, ha de venir soportada por un presupuesto que, salvo excepciones, no suele estar contemplado en la creación de la BVS. De hecho, la tendencia generalizada de los gestores sanitarios, derivada del desconocimiento que existe en esta materia, es pensar que la biblioteca virtual es barata o, peor aún, que no es necesario que crezca anualmente, desde el punto de vista de recursos humanos y económicos. De lo que no cabe la menor duda es de que la BV supone una optimización de recursos. En el caso concreto de Andalucía, la BV-SSPA ha originado un ahorro real del 25 % del gasto que soportaban los hospitales11.

La integración de la BV en las estrategias de política sanitaria y científica y la aportación de datos para la toma de decisiones son elementos importantes para los gestores sanitarios. La monitorización del uso de los recursos permite detectar grupos emergentes de investigación; el análisis de la actividad científica proporciona datos que influyen en la evaluación de los hospitales. Más allá de la reveladora incidencia económica, la BV es parte activa y necesaria en la inteligencia colectiva. Quizás por ello, existe una general tendencia al liderazgo aprofesional, es decir, personal ajeno a la profesión pero con responsabilidad gestora, que recibe y, lo que es peor, acepta, la encomienda de gestionar una biblioteca. Y, cual si de la adquisición de jeringuillas se tratase, se lanzan a negociar suscripciones o a crear plataformas de gestión del conocimiento, sin más formación que la buena voluntad y con todo el atrevimiento que la ignorancia proporciona, despreciando el know-how de los documentalistas, algo que aprovechan muy bien algunos proveedores en beneficio de sus empresas.

Los Proveedores

La gran ventaja que supone la BVS para los proveedores de información científica es tratar con grandes clientes institucionales que tienen una mayor capacidad negociadora, lo cual permite acuerdos estables a más largo plazo y la posibilidad de participar en proyectos institucionales que van a derivar, entre otras cosas, en una mayor visibilidad de marca. Ello supone un cambio de modelo de negocio tradicional: ya no están ante la biblioteca de un pequeño (o gran) hospital, con pocos recursos económicos y menos poder de decisión. Se trata ahora de atender las necesidades de información científica de un gran colectivo de profesionales de la salud que, bajo la dirección de un profesional de la información, y por delegación de las autoridades correspondientes, se empeña en conseguir las mejores condiciones económicas y de uso y que puede dirigirse directamente al editor científico o a la sociedad científica editora de la revista. Queda un largo camino en la gestión de adquisiciones, pero una parte muy importante de valor añadido que ofrece la BV de una Comunidad Autónoma es la posibilidad de influencia en las licencias de uso, adaptándolas a las necesidades reales de sus usuarios.

Los Bibliotecarios

Desde siempre, los bibliotecarios y documentalistas han demostrado una gran plasticidad mental para adaptarse rápidamente a los avances en materia de tecnologías de la información y la comunicación, reutilizando la información, y adquiriendo nuevas habilidades para el mejor desempeño de sus funciones. Así es que la creación de la BVS en su Comunidad no supone sino un reto más que pone en valor otras cualidades de los profesionales de la información: el trabajo en grupo, la coordinación y la colaboración. La vocación de servicio propia de estos profesionales facilita el desarrollo de una tupida red de bibliotecas de hospitales que participan activamente en la suma total que supone la BV, proporcionando una mayor visibilidad de su centro y del trabajo del grupo.

Para llegar ahí es necesario vencer algunas resistencias al cambio derivadas de la sensación de pérdida de control del proceso, de la ausencia, a veces, de visión general del proyecto, y de la inseguridad que puedan proporcionar una interinidad en el puesto de trabajo, la invisibilidad de la profesión o el desconocimiento de las nuevas herramientas. Vencer esta lógica resistencia al cambio se antoja fácil si se usa la herramienta que mejor conocemos y manejamos: la información. Para involucrarse en un proyecto, es necesario tener información sobre el mismo y saber a ciencia cierta qué se espera de nosotros y cuál va a ser nuestro papel. Además de la activa participación de los bibliotecarios y documentalistas, es necesario contar con un profesional de la información que ejerza el necesario liderazgo que le otorga la responsabilidad del cargo, el apoyo de los gestores sanitarios y el reconocimiento de los compañeros. Y huir, como de la peste, del liderazgo aprofesional.

¿Cómo funciona una biblioteca virtual de salud?

Con el firme compromiso de la Institución y de los profesionales. Y con el trabajo de todos.

Verónica Juan Quilis

Directora de la Biblioteca Virtual del Sistema Sanitario Público de Andalucía (BV-SSPA)

Perfil profesional de Verónica Juan Quilis: Linkedln y Blog del GICS

Bibliografía

  1. Juan-Quilis V. Recursos bibliográficos para Atención Primaria en las bibliotecas virtuales de salud de las comunidades autónomas. Aten Primaria 2013 [consultado 21 Ene 2014];45(3): 165-71. Disponible en: http://apps.elsevier.es/watermark/ctl_servlet?_f=10&pident_articulo=90194463&pident_usuario=0&pcontactid=&pident_revista=27&ty=0&accion=L&origen=zonadelectura&web=zl.elsevier.es&lan=es&fichero=27v45n03a90194463pdf001.pdf
  2. Anglada i de Ferre LM. Biblioteca digital, ¿mejor, peor o sólo distinto? An Documentación. 2000 [consultado 21 Ene 2014];3:25-9. Disponible en: http://revistas.um.es/analesdoc/article/view/2521/2511
  3. Juan-Quilis V, Hernández-Morales JA, Carrión-Pérez JM, Barragán-Román V, Muñoz-González L. La gestión del conocimiento en Ciencias de la Salud en Andalucía: una estrategia viable. Boletín ANABAD. 2013 [consultado 21 Ene 2014]; 63(2): 30-40. Disponible en: http://hdl.handle.net/10668/1296
  4. Páez V. Nuevos servicios para nuevos usuarios: papel de las bibliotecas virtuales sanitarias [diapositivas]. En: Aprender y enseñar la medicina en entornos 2.0. El papel de la biblioteca médico-sanitaria. Curso Biblioteca virtual en ciencias de la salud. Salamanca: Universidad, 2011. [consultado 21 Ene 2014]. Disponible en: http://sabus.usal.es/bib_virtual5/doc/Virgili.pdf
  5. Páez V. La Biblioteca Virtual de Ciencias de la Salud de las Islas Baleares: un proyecto autonómico desde la cooperación bibliotecaria. 2005. En: XI Jornadas Nacionales de Información y Documentación en Ciencias de la Salud. Terrassa, Barcelona , 6-8 Octubre [consultado 21 Ene 2014]. Disponible en: http://eprints.rclis.org/6757/1/c22.pdf
  6. Comité de bibliotecas de ciencias de la salud de la Agencia Laín Entralgo. Las bibliotecas de ciencias de la salud del Sistema Sanitario Regional de Madrid. Profesional Informacion. 2005 [consultado 21 Ene 2014];14: 227-30. Disponible en: http://www.elprofesionaldelainformacion.com/contenidos/2005/mayo/10.pdf
  7. Biblioteca Virtual del Sistema Sanitario Público de Andalucía. Memoria fundacional. 2006 [consultado 21 Ene 2014]. Disponible en: http://www.bvsspa.es/profesionales/sites/default/files/documentos/documentos/memoria_fundacional.pdf
  8. Grupo Técnico. Bibliosaúde, la biblioteca virtual del sistema sanitario público gallego. Galicia Clin. 2009 [consultado 21 Ene 2014];70(4): 33-6. Disponible en: http://www.galiciaclinica.info/PDF/6/88.pdf
  9. Juan-Quilis V. Estudio de viabilidad para la creación de la Biblioteca Virtual del Sistema Nacional de Salud [diapositivas]. En: Calidad e Innovación en el Sistema Nacional de Salud. Curso. Santander: Universidad Internacional Menéndez Pelayo. 2009 [consultado 21 Ene 2009]. Disponible en: http://www.slideshare.net/sanidadyconsumo/proyecto-de-viabilidad-de-la-biblioteca-virtual-del-sistema-nacional-de-salud
  10. Juan-Quilis V. Las bibliotecas virtuales en el Sistema Nacional de Salud: ventajas y oportunidades [diapositivas]. En: Aprender y enseñar la medicina en entornos 2.0. El papel de la biblioteca médico-sanitaria. Curso Biblioteca virtual en ciencias de la Salud. Salamanca: Universidad, 2011 [consultado 21 Ene 2014]. Disponible en: http://sabus.usal.es/bib_virtual5/doc/Veronica_conf.pdf
  11. Muñoz-González L, Juan-Quilis V. Is a Virtual Library cost effective? J Eur Assoc Health Information Libraries. 2011 [consultado 21 Ene 2014];7:3-6. Disponible en: http://www.eahil.eu/journal/journal_2011_vol7_n4.pdf

 

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Nov 25

El colectivo bibliotecario se adapta al entorno. Lejos queda ya (aunque debería quedar mucho más lejos) el estereotipo en que todos estamos pensando: punitivo, introvertido, etc. Incluso podemos decir que el gran Capra cayó en el chiste (fíjense en el minuto 1:47.40).

Si, los tiempos están cambiando, y los bibliotecarios también. Ahora no se les llama “bibliotecarios”. Algunas organizaciones dicen que no tienen “bibliotecarios”. Eso sí, disponen de “gestores de datos/contenidos/información/conocimiento”, de “gestores de comunidades”, de “curadores de contenidos”, etc. Evidentemente, si el nombre del cargo está en inglés, mejor. Más profesional.

Sea el nombre que sea, pero partiendo de la base de que los nombres son distintos y que, por lo tanto, reflejan situaciones laborales y contractuales distintas, el asunto es convertir la “caja de guardar libros” (biblion-thekes) en un espacio de tránsito, un nudo en una red, un lugar al que acceder física o virtualmente, donde profesionales navegadores-hiladores experimentados ayuden al resto de profesionales en la búsqueda de información (y datos, y contenidos) y en disponer de los medios para generar nuevo conocimiento y asentarlo en el know-how organizacional.

Es decir, en un entorno donde cada vez más es importante no perder el tiempo, este colectivo se preocupa de ejercer de conmutadores, conectando unas redes con otras y marcando caminos, espacios finitos, delimitados, concretos, con alta probabilidad de encuentro. Es decir, no son informáticos, pero tampoco tienen porqué serlo.

Gestionar información y gestionar conocimiento es el universo de su actividad, universo ampliado por sus múltiples dimensiones y por la prioridad enfocada en el uso y en el usuario. Así, se convierten en docentes de métodos, de herramientas, de tecnologías, para conseguir la autonomía del usuario en su viaje por las redes, en colaboradores para gestionar información desestructurada, para gestionar ingentes cantidades de información (big data), para “curar” datos e información.

Este universo está controlado, sí, porque ellos se especializan, dotándose de conocimientos informáticos (pero no sólo de ellos), e intentando integrarse en equipos de trabajo, en grupos de mejora, en espacios de trabajo, en comunidades de práctica.

Los bibliotecarios ya no son, y creemos que lo tienen asumido, los únicos “trabajadores del conocimiento” de las organizaciones donde operan. Una buena parte de sus “clientes” son trabajadores del conocimiento (es decir, profesionales cuya materia prima es precisamente la información).

Los clientes son profesionales que investigan, que innovan, que desarrollan nuevos proyectos, que precisan acceder, seleccionar, filtrar, almacenar, difundir y usar conocimiento específico desde y hacia direcciones múltiples.

Y el “bibliotecario” potencia todo esto.

Empresas e instituciones precisan gestionar su conocimiento,  desean saber quién sabe qué en su organización, cómo capturar y adquirir nuevo conocimiento, cómo organizarlo, cómo gestionar su acceso, etc., en estas tareas los “bibliotecarios” tienen un nuevo papel destacado para aportar estrategias adecuadas a los entornos cambiantes en los que se integran.

Cuanto mayor es el contenido de información en Internet, en intra y extranets, en bases de datos y en otros repositorios de información, más necesario es restringir, delimitar y concretar de forma apriorística el alcance de los universos a explorar. Consecuentemente emergen nuevas Unidades de Información, entes, servicios, equipos de profesionales (a veces de 1 solo individuo) que se encargan de aplicar su especialización en facilitar vías, caminos, atajos a la información pertinente, oportuna, allá donde se precisa a quien la precisa, en el momento adecuado, de modo personalizado, disponiendo de contenido recopilado o redirigido (push) de manera específica a los intereses de la comunidad de usuarios.

Por su posición estratégica, este rol profesional merece una cierta (re)definición que pretendemos reflejar en el siguiente diagrama.

 

bases

 

En un primer lugar, es necesario listar aquellas competencias profesionales a desarrollar. Dichas competencias podrán ser compartidas, o no, en función del perfil específico (ya que, como hemos visto: parece no ser lo mismo un content curator que un community manager).

Evidentemente, estas competencias se relacionan y dependen de las funciones a desarrollar. Funciones que, posteriormente, pueden transformarse en servicios.

Todo ello, claro, en función del mercado de trabajo. Concretamente de la oferta, que adaptará a su interés la demanda existente. Estas reglas de mercado transformaran dinámicamente, claro, las competencias deseables, las funciones esperables y los servicios ofertables.

En este sentido (en el de la demanda laboral), cabe recordar que un lamento algo extendido es la intrusión profesional de perfiles tecnológicos en el perfil bibliotecario. Este es un discurso que está ahí y que seguro responde a una realidad cotidiana.

De todas formas, pensamos que en un entorno como el actual la herramienta es importante, pero también lo es la experiencia y la especialización que pueden ayudar a llevar a buen puerto cualquier proyecto.

Incorporar bibliotecarios es pues, dotar a la organización de valor añadido, de saber hacer, de valor y de valores.

Hemos dejado atrás pues, el estereotipo. ¿Quién sabe lo que deparará el futuro? ¿Será esto?

Marcos A. Catalán. Responsable de Biblioteca en la Corporació Sanitària Parc Taulí

Jaume Sató. Cap de Control de Gestió de la Corporació Sanitària Parc Taulí

 

Perfil profesional de Marcos A. Catalán: Linkedln y Blog del GICS

Perfil profesional de Jaume Sató: Linkedln y Blog del GICS

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Nov 25

Avui és un dia d’agraïments i felicitacions per al GICS, celebrem els  10 anys de la creació del grup de treball adscrit al Col·legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya (COBDC).

Si treballeu en l’àmbit de les Ciències de la Salut i esteu interessats en formar  part del grup contacteu amb: Elena Guardiola, coordinadora del GICS (grupgics@gmail.com).

Els convidats, com no podia ser d’una altra forma, és en Marcos A. Catalán, ex membre del grup,  i el seu company  Jaume Sató.

Marcos Antonio Catalán Vega

Diploma d’Estudis Avançats en Documentació per la Univesidad Carlos III de Madrid. Des del 2002 treballa com a Responsable de Biblioteca en la Corporació Sanitària Parc Taulí. És membre del Comitè Institucional de Competències Professionals de la Corporació Sanitària Parc Taulí. Alhora és membre del “Grup d’expertes del món de biblioteconomia i documentació en l’àmbit de Ciències de la Salut”, creat pel Departament de Salut de la  Generalitat de Catalunya.  Participa en diversos projectes de l’Observatori de Salut Mental Comunitària de Catalunya. Al 2011, va presentar el projecte “Espacios de Trabajo”, en la VI edició el Premio Nacional SEDIC a la Calidad e Innovación, centrat en projectes relacionats amb ciències de la Salut, obtenint una menció especial.

Per saber més de l’autor podeu consultar el seu perfil a Linkedin

Jaume Sató Geli

Llicenciat en Ciències Econòmiques i Empresarials per la Universitat de Barcelona. Enginyer Tècnic de Telecomunicacions en EUITT (Escola Universitària d’Enginyeria Tècnica de Telecomunicacions) de la Salle Bonanova, adscrita a la Universitat Politècnica de Catalunya. Màster-Consultor en Desenvolupament d’Organitzacions per l’ Institut GR de Tel-Aviv. S’especialitza en Economia de la Salut. Ocupa càrrecs de responsabilitat en centres assistencials en economia i finances, organització i  informàtica. A l’actualitat és Cap de Control de Gestió de la Corporació Sanitària Parc Taulí. Com a docent és professor associat de la Universitat Politècnica de Catalunya i docent en la EETAC (Escola d’Enginyeria de Telecomunicacions i Aeroespacial de Castelldefels (Barcelona), on imparteix la matèria de Innovation process (Innovació i Direcció de Projectes) i a la Facultat de Nàutica de Barcelona, l’assignatura de Gestió de Projectes.

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Enhorabona a tots dos per la noticia publicada al seu blog:

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